lunes, 13 de octubre de 2008

Nunca

- Tienes que aprender a estar solo.


¿Solo? ¿Qué tenía qué? Solo, decía. ¿Y qué pensaba él que era estar solo? ¡No tenía ni puta idea! Sólo tenía un ideal.


- … disfrutar del placer de tomar una taza de té en un café solitario, leer un libro en una mesita con tapete…


¿Con tapete? ¿Un café? ¡Pero que ristra de sandeces! ¿Qué sabía él? ¿Qué coño sabía él lo que era estar solo? ¿Ir a disfrutar de una lectura a una terraza?¡Ja! ¡Así todo el mundo quiere estar solo! Pero, ¿y la soledad? ¿También la idealizaba? ¡ No tenía ni idea, coño! Nunca jamás se había molestado en entenderle y nunca jamás le entendería.


- … e ir al cine y arrellanarte en tu butaca, solo, con un enorme cartón de palomitas, para ti solo…


¡Cómo se le llenaba la boca con la sola palabra! ¡Como se atrevía! ¡Él! ¡Él, que nunca estaba solo, siempre rodeado de gente! Nunca se sintió lleno de angustias ¡Él, que nunca había sufrido en sus carnes esa sensación! Soledad, angustia, abandono…


- … y ya verás. Ya verás lo bien que te sientes. Estarás en paz, por una vez en tu vida, solo, que no sabes estar solo, siempre con la necesidad de ser amado…


No pudo continuar. Una garra le atenazó el gaznate, le robó el aire. Unos ojos, inyectados en locura observaron como alcanzaba por fin su ideal. Sus ojos desorbitados, sus uñas arañando carne, desesperado. Por un instante pudo sentir el pánico, la ansiedad, el dolor en el pecho y luego… Luego nada. Quizás pudo sentir la soledad.

No hay comentarios: